La Corte Suprema del estado de Washington declaró ayer inconstitucional la pena de muerte, considerando que era aplicada de manera “arbitraria” y “racista”, con lo que el castigo capital sigue su retroceso en Estados Unidos.
Washington, que no ha procedido a ninguna ejecución desde 2010, se convierte así en el vigésimo estado que prohíbe la pena capital.
La pena de muerte no es inconstitucional per se, pero es “inválida porque se aplica de una manera arbitraria y con un prejuicio racista”, estimó el tribunal.
Para los jueces, su uso varía “según el lugar del crimen, el condado de residencia o los recursos presupuestarios (del tribunal) disponibles y la raza del acusado”.
“Como es aplicada en nuestro estado, la pena de muerte no persigue ningún objetivo legítimo. Por lo tanto, viola la Constitución”, concluyeron los magistrados, que convirtieron en cadenas perpetuas todas las sentencias a muerte.
En los 30 estados donde es permitida, 16 no han llevado a cabo ninguna ejecución desde 1976. Este año 18 detenidos han sido ejecutados, diez de ellos en Texas.