Rafael Nadal y Stefanos Tsitsipas se citaron este jueves en la Rod Laver Arena en un duelo generacional. En un pulso de presente contra futuro. En una batalla de veterano frente a aspirante. Pero ambos con un mismo objetivo: la final del Abierto de Australia. Y la balanza se decantó del lado de la madurez del campeón de 17 Grand Slam, que tratará de sumar uno más, después de derrotar al griego por 6-2, 6-4, 6-0 en una hora y 46 minutos.
El próximo domingo, el español buscará su segunda corona en el Abierto de Australia, diez años después de conseguir la única copa que ha levantado en Melbourne Park. Será ante el ganador del duelo que este viernes reúne al No. 1 del mundo Novak Djokovic y al francés Lucas Pouille.
Doce años y 70 días de distancia les separan, en lo que supone la novena diferencia de edad más grande en la historia de las semifinales de Grand Slam (Era Open). Nadal, de 32 años y 238 días, y Tsitsipas, de 20 años y 168 días, se midieron por tercera vez. Hasta entonces, el español se había impuesto en todos los antecedentes que registraba el FedEx ATP Head2Head (Barcelona y Canadá), y esta vez la historia no cambió.
En un día en el que Melbourne ardió superando los 40 grados en el termómetro por primera vez desde que arrancó el torneo el pasado 14 de enero, el manacorense se ganó el derecho a pelear por una nueva corona en el Abierto de Australia diez años después. No obstante, será su quinta final en Las Antípodas y la número 25 de su carrera en un torneo de Grand Slam.
Tsitsipas no padeció la inexperiencia en sus primeras semifinales en un “Grand Slam”. El griego empezó a jugar el partido antes de que la pelota empezara a volar por encima de la red, ocupando la silla que habitualmente había elegido su rival en sus partidos anteriores en el torneo. Poco después en la pista, tampoco le tembló el pulso en los primeros intercambios.
La primera acción del encuentro fue un saque-red del No. 15 del Ranking ATP. Fue una declaración de valentía, personalidad y agresividad desde el principio. No obstante, de los primeros ocho puntos, Tsitsipas se apuntó seis para colocarse 0-1, 15-30. El español salvó el juego y fue a partir de entonces cuando se desató su mejor versión. La misma que arrolló a sus cinco rivales anteriores sin conceder un set.
Con 30-30 en el tercer juego el guion cambió. Nadal conectó una derecha paralela en la esquina que le dejó el primer break del encuentro en bandeja. A partir de entonces, el ritmo del partido aceleró con una sucesión de juegos en blanco con el servicio. Hasta el 4-2 cuando el griego cometió dos dobles faltas con 40-15 a su favor. El cabeza de serie No. 2 firmó un nuevo break para cerrar con su saque (6-2), con el que firmó un 100% de puntos con primeros (11/11).
En el segundo set Tsitsipas sofocó el primer intento de Nadal de dar un nuevo zarpazo al marcador. En el quinto juego el español enlazó un golpe de magia que coló entre la silla del juez de silla y el poste de la red con la derecha, un error del griego y un golpe de suerte con la red para ponerse 0-40. Pero el heleno salvó el peligro con cinco puntos seguidos y demostrando su habilidad en la volea.
Los servicios marcaron el desenlace del set. Con 4-4 Nadal exhibió un manual de recursos ilimitado que le valió para encontrar dos nuevas oportunidades de quiebre.
La primera no la pudo materializar tras estrellar un intento de passing de derecha en la red. Pero en la siguiente (1/5), precisamente un error con la volea de Tsitsipas le dio el break. Un 86% de primeros saques y un equilibrado balance de 10 winners y 4 errores marcaron una hoja de servicios suficiente para adelantarse dos sets a cero.