El PRI es el partido más importante de México. Ha sido el constructor de la democracia y la institucionalidad. El sistema democrático de hoy es un constructo que nace a partir de la revolución que edifico un sistema político que ha permitido la generación de consensos y la alternancia en el poder.
En setenta y seis años el PRI sólo estuvo fuera del poder por doce años, cuando el PAN llegó a la primera magistratura con FOX y posteriormente con Calderón. Ese fue un breve lapso en la historia de México. Quienes votaron al PAN en el pasado lo hicieron con la esperanza que este partido cambiara el sistema político; sin embargo, no resulto así.
El año pasado se dio igualmente un punto de inflexión que generó un sentimiento de cambio que llevo a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia. A un año del poder, se comienza a vislumbrar que esa tierra prometida se convertirá en promesa incumplida y aquí es donde el PRI cobra protagonismo de nuevo.
El PRI es como el ave fénix, renace de sus cenizas, esta siempre en constante transformación y nunca muere. Y ahora con unas elecciones de bases en puerta para elegir a un nuevo presidente, es la oportunidad de oro para reinventarse y cambiar la dirigencia política. El liderazgo que se perfila para esa misión es el del campechano Alejandro Moreno, mejor conocido como Alito.
Alito tiene preferencia para ganar las elecciones internas y ser el líder de oposición para darle la pelea a MORENA. Así lo ha expresado en sus mitines “Morena es una ave de paso, que hoy está y se va mañana”. Alito, será quien alce su voz contra AMLO.
