Con la promesa de reforzar el libre mercado, destruir la ideología de género y romper con el socialismo, Jair Bolsonaro se convirtió ayer en el primer presidente ultraderechista de Brasil.
“Me presento ante todos ustedes en este día, como el día en que el pueblo empezó a liberarse del socialismo, a liberarse de la inversión de valores, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto”, proclamó el excapitán del Ejército, tras recibir la banda presidencial del mandatario saliente Michel Temer.
Bolsonaro aseguró que su gobierno estará guiado por las promesas que hizo a los votantes brasileños de derrotar la corrupción, disminuir la violencia criminal y acelerar la debilitada economía brasileña.
“Trabajaré incansablemente para que Brasil alcance su destino. Mi promesa es fortalecer la democracia de Brasil”, dijo tras tomar protesta.
En el frente económico, el líder de la primera economía de América Latina, prometió crear un círculo virtuoso para abrir los mercados.
Además anunció que llevará a reformas estructurales para contener el déficit y colocar al país en una senda sostenible.
Bolsonaro, de 63 años y congresista por siete periodos, triunfó en las elecciones montado en una ola de descontento contra la política dominante, para convertirse en el primer presidente de extrema derecha de Brasil desde que la dictadura militar abrió paso al gobierno civil tres décadas atrás.
Respaldado masivamente por sectores conservadores de Brasil, incluidas las iglesias evangélicas cristianas, el mandatario se ha pronunciado en contra del aborto y de la educación sexual.
El líder del Partido Social Liberal (PSL) se ha enfrentado a acusaciones de incitar discursos de odio debido a sus comentarios sobre las mujeres, homosexuales y minorías raciales.