La excesiva extracción de agua de los acuíferos, con efectos catastróficos para la infraestructura urbana, la planicie lacustre de la Ciudad de México registra cada año un hundimiento de entre 8 y 12 centímetros, afirmó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El especialista Efraín Ovando Shelley, del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, destacó que “México está expuesto a muchos riesgos que no son de corta duración; uno de ellos es el hundimiento regional, que ocurre poco a poco, pero de manera constante, al menos desde mediados del siglo XIX”.
Señaló que dicho proceso “es causante de situaciones críticas en muchas partes de la urbe ya que contribuye a la aparición de grietas en el terreno y a afectaciones a la infraestructura urbana, las vialidades, las casas habitación y al patrimonio arquitectónico, artístico y cultural”.
Ovando Shelley explicó que los temblores, como fenómenos naturales, duran segundos o cuando mucho un minuto y suelen tener consecuencias catastróficas, “pero los hundimientos son siniestros que van en cámara lenta. Su velocidad es variable, dependiendo de la zona; incluso podría ser mínima, pero permanente”.
Señaló que el Centro Histórico de la Ciudad de México “es una de las zonas más afectadas, porque ahí han estado expuestos varios edificios desde hace mucho tiempo, aunque toda la cuenca está dañada”.
El especialista Ovando Shelley dijo que a corto plazo no hay manera de detener el fenómeno, pero una de las soluciones sería dejar de explotar los acuíferos.
El investigador subrayó que una “iniciativa viable” sería retomar el ejercicio que realiza la UNAM en su campus de Ciudad Universitaria y aplicarlo en diversas partes de la Ciudad de México que es reciclar el agua pluvial ya que sustraer el agua del subsuelo ya no es realista.