Acompañado de su gabinete, de integrantes del Ejército y de la Marina, y de un importante número de empresarios y de 23 gobernadores, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en el marco de los primeros 100 días de gobierno que la confianza de la población está en el punto más alto registrado a la fecha.
Presumió que las tiendas de autoservicio venden más que nunca, que el peso ganó valor respecto al dólar, que la inflación baja, y por ello confía en que la economía crecerá paulatinamente. Por ahora, no ve nubarrones en el horizonte.
“La economía afortunadamente está en marcha; aún crece poco, pero no hay ni asomo de recesión como quisieran nuestros adversarios conservadores o como pronostican con mala fe sus analistas. Se van a quedar con las ganas”, expuso López Obrador.
Recriminó que los gobiernos anteriores hayan dejado a medias, sin concluir, en obra negra centros de salud, hospitales, presas, acueductos, canales de riego, carreteras, libramientos, escuelas, trenes, unidades habitacionales, gasoductos, plantas de fertilizantes, centros turísticos, termoeléctricas, puertos.
Por ello se comprometió a no repetir la historia con los proyectos propios, no dejará obras “tiradas”.
“Hemos hecho el compromiso de no iniciar ningún proyecto de gran escala que no podamos terminar durante nuestro mandato; es decir, el Tren Maya, la refinería, el Corredor Transístmico, las carreteras, el aeropuerto y todo lo que hagamos deberá concluirse y quedar funcionando en el sexenio”, puntualizó el titular del Ejecutivo.
Pero los cien días son una especie de primer examen. Mientras afuera de Palacio Nacional cientos de personas se manifestaban en reclamo de empleo, recursos públicos o garantías de seguridad en sus comunidades, el presidente explicaba a los presentes en el Patio Central de Palacio Nacional que el cumplimiento de sus compromisos contraídos en su toma de posesión, es del 62 por ciento.
“Agradezco la confianza del pueblo de México, de todos los sectores; agradezco en especial la confianza de los empresarios”, puntualizó el presidente en el último de los 23 aplausos que acompañaron su discurso de una hora y 20 minutos.
“Y reitero, reafirmo, refrendo el compromiso de no fallar. Nunca jamás claudicaré. Antes muerto que traidor”, sentenció mientras el sol caída a plomo en el Patio Central de Palacio Nacional.