TECNOLOGÍA

¡PELIGRO! EN 14 AÑOS CDMX SE QUEDARÁ SIN OXÍGENO

Las últimas zonas arboladas y de conservación que quedan en la Ciudad de México podrían disminuir 7 por ciento y desaparecer en los próximos 14 años, debido a que la falta de manejo forestal, así como la ausencia de vigilancia y monitoreo de estas áreas permite el crecimiento de asentamientos humanos.

El estudio “Tendencias Territoriales determinantes del futuro de la Ciudad de México” advierte que en la última década el sur de la capital ha experimentado la fragmentación urbana, debido a que el norte, oriente y poniente están al 100 por ciento de su ocupación urbana, por lo que las delegaciones Tlalpan, Xochimilco y Tláhuac están a un paso de perder su suelo de conservación y zona arbolada que aún proporciona oxígeno a los habitantes de esta metrópoli.

La advertencia indica que para 2030 la Ciudad habrá perdido varios pulmones, pues la mancha urbana gana terreno porque existen malas prácticas de manejo forestal, por falta de vigilancia de los bosques, deficiente seguimiento de las políticas ambientales y programas de ordenación territorial, así como por la ausencia de monitoreo de las condiciones de los bosques y zonas de conservación.

Es necesario contar con herramientas que ayuden a un monitoreo más confiable para resguardar el suelo de conservación de la Ciudad de México, de lo contrario, se quedará sin espacios verdes de alto valor ecológico.

El diagnóstico y proyección elaborados por el Centro Público de Investigación del Conacyt en este estudio, y que será presentado en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara que inicia el 26 de noviembre, revela que en 2015 estas tres delegaciones del sur han concentrado el crecimiento urbano en la Ciudad de México, en contraste con Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Benito Juárez y Azcapotzalco, donde ya no hay hacia donde crecer.

Pero lo alarmante es que para el año 2030, es decir, dentro de 14 años, el crecimiento urbano habrá ocupado zonas ambientales de Tláhuac y Xochimilco, lo cual representa una amenaza a los pocos espacios con alto valor ecológico que quedan en la ciudad.

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