Ucrania conmemoró hoy martes 30 años del desastre de Chernobyl, el peor accidente nuclear de la historia, con homenajes a las víctimas y “liquidadores” (las personas que ayudaron a paliar los efectos de la emisión masiva de radiación) y algunos signos de esperanza, como la creación de una reserva de la biosfera en la “zona de exclusión” de 30 kilómetros en torno a la central.
El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, visitó la planta atómica, situada a 120 kilómetros de Kiev, donde depositó una ofrenda floral ante el monumento a las víctimas del accidente y se dirigió a los trabajadores que llevan a cabo el programa de desmantelamiento de la instalación y construyen el nuevo sarcófago.
“Chernobyl es la mayor catástrofe nuclear provocada por el hombre. Estamos aquí para hacer todo lo posible por evitar que se repita algo similar”, declaró Poroshenko ante la gran cantera donde se está terminando el enorme arco que cubrirá el reactor número 4 siniestrado.
La explosión de aquel reactor en la madrugada del 26 de abril de 1986, que diseminó a la atmósfera 50 millones de curies (unidades de medida de radiactividad) en los días posteriores, obligó a evacuar a 135.000 personas de las ciudades y pueblos cercanos a la central, la llamada “zona de exclusión”.
“Es difícil de asumir, pero en una zona de 10 kilómetros (alrededor de la central) nunca podrá volver a vivir gente”, afirmó Poroshenko.
La explosión, que fue causada por una cadena de errores durante un experimento en la central, contaminó vastas extensiones no sólo de Ucrania, sino también de las vecinas Bielorrusia y Rusia.
Unas 50 personas murieron en los primeros días y semanas -trabajadores, bomberos y “liquidadores”- por las altas dosis de radiación, mientras que las víctimas directas o indirectas en los años siguientes oscilan entre los 4.000 muertos reconocidos por la ONU y los 200.000 de Greenpeace.