Corea del Norte efectuó su quinta prueba nuclear, la más poderosa de todas, y anunció el desarrolló de tecnología para colocar una ojiva atómica en un misil balístico, en una amenaza para la seguridad regional que países rivales y organismos como Naciones Unidas no han podido aplacar.
La explosión, que conmemoró el aniversario 68 de la fundación de Corea del Norte, fue más potente que la bomba que cayó sobre Hiroshima, de acuerdo a algunas estimaciones.
Estados Unidos condenó la prueba y dijo que trabajaría con otros países para imponer nuevas sanciones contra Pyongyang, y con China, el principal aliado de la nación de gobierno comunista.
El Consejo de Seguridad de la ONU discutirá el asunto y decidirá posibles sanciones en una reunión que sostendrá a puertas cerradas el viernes en la que participarán Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, dijeron diplomáticos.
Tras la llegada al poder de Kim Jong Un, de apenas 32 años, Corea del Norte ha acelerado el desarrollo de sus programas de bombas nucleares y ojivas, a pesar de que la ONU reforzó sus sanciones en marzo y de que el empobrecido país está cada vez más aislado en la comunidad internacional.
La prueba representa “una grave amenaza para la seguridad regional y para la paz y la estabilidad internacional”, dijo Obama en un comunicado, y añadió que Corea del Norte debería enfrentar las consecuencias de sus “acciones ilegales y peligrosas”.
China dijo que rechazaba completamente la prueba nuclear y que había instado a Pyongyang a frenar las acciones que empeorarían si situación. Sostuvo que presentará una protesta formal ante la embajada norcoreana en Pekín. Otros países y bloques emitieron fuertes condenas, como Rusia, la Unión Europea, la OTAN, Alemania y Reino Unido.